martes, 22 de enero de 2013

Chill 32

Mis ojos me pesaban, quizá, de tanto llorar. Con trabajo me levanté a mirar nuevamente donde dormía la que fuera mi mujer, seguía ahí, intacta irreconocible, sin fuerza y sin carisma.

-No importa que me dejes solo Lana, prometo llegar hasta a ti...

Sentí una mano tocar mi hombro en muestra de compasión, de apoyo, pero poco me importó por que seguí inmóvil de frente a la caja.
-Pauli es hora... -esa voz pertenecía a Aki que anunciaba la partida de Lana hacia el cementerio.

-¡Mamitaaaaaa! -se oyó un lamento doloroso que provenía de Kathie corriendo a mi-, ¡¡mamita no te vayaaas!!

Acababa de destrozarme el alma al ver a mi pequeña llorar de una manera inconsolable ¿Cómo llenaría ese vacío? ¿Cómo apaciguaría su corazón ante esta pérdida?
Simplemente no podría hacerlo.

-¡No mamita, no me dejes...! -imploraba.

Su abuela la tomó entre sus brazos brindándole tranquilidad, mientras miraba a John llorar silenciosamente y diciéndole adiós. Kim permanecía pasiva con la mirada fija en la caja donde estaba su madre sin moverse, sin respirar, por la forma en que se mantenía fija. Momentos después dio la media vuelta para encontrarse frente a su abuela materna que la llevó de la mano afuera.

Los gritos de Kathie comenzaban nuevamente al ver que se llevaban el ataúd, su desesperación por no poder detener la acción ocasionó un llanto interminable de frases pidiendo de vuelta a su madre.
Flavia miraba detenidamente a la niña, acongojándose en la miseria por la culpa que de ella nacía en esos momentos.



La despedida antes de que fuera sepultada fue más triste aún, Kathie no paraba de llorar, sentía un inmenso hueco en el alma por no poder consolarla. John de pie a un lado mío sólo observó la manera en que la tierra comenzaba a cubrir lo que era ya la nueva casa de Lana.
Kimberly se mantenía distanciada y en manos de su abuela Martha, el señor Carl sufría en silencio la ausencia de su hija, el dolor de su partida.
Nuestros demás allegados con tristeza y lágrimas en sus ojos, lanzaban flores y rosas mientras en mi mente seguía esa canción que era de mi Lana.


She's fading away
Away from this world
Drifting like a feather
She's not like the other girls...


Volvimos fatigados, subí a la recámara donde algún día compartí mis noches con Lana, me tumbe en ella no sin antes cerrar la puerta con llave. Suponía yo que mis suegros se quedarían unos días aquí, así que mi madre podía hacerse cargo de ayudarlos a su instalación.
Cerré mis ojos en cuanto pude y comencé a soñar, sabía que era un sueño, pues ella estaba ahí mostrándome la felicidad que había sentido de vivir junto a mi. Caminaba feliz y sonriente, me hacía enojar por que no me dejaba besarla, acariciarla y tocarla, se acercaba a mi para enviarme besos que se convertían en mariposas y se adherían a mi piel. Seguía corriendo y el vestido blanco que portaba jugaba con el aire que ella creaba de las vueltas que iniciaba. No me decía nada no me hablaba sólo jugaba...




Me desperté después de oír con atención que llamaban a mi puerta, no queriendo fui a ver quién era, y me llevé la sorpresa de encontrar a mis tres pequeños esperando por mi. Pasaron rápidamente y volvieron a cerrar para que nos acomodáramos en la cama y compartir esa noche juntos.
Dormí hasta llegar la noche del día siguiente, sin recordar nada de lo que había soñado, sólo mi sueño con Lana.

Varios días los pase así, sin querer salir de mi habitación, no sabía que sucedía en el exterior de ella, y tampoco quería saberlo, buscaba la forma de encontrar a mi Lana en algún sueño como aquella vez pero no tenía éxito y eso comenzaba a deprimirme.
La separación de mi familia comenzó a dar señales cuando descuide a mis pequeños, mi madre me insistía por que viera por ellos pero no concebía verme lejos de mi cuarto, oscuro cuarto en que se había convertido para que permaneciese con mis recuerdos y mis lamentos constantes por estar solo en ese lugar.
Mis hijas me buscaban frecuentemente pero rechazaba verlas, el parentesco con su madre fue radicalmente fuerte después de que ella falleció. Kimberly era su vivo retrato, lo que me era más difícil aceptar que la mujer que dio fruto a nuestro amor ya no estaba, ya no volvería y que de ella sólo quedaban mis hijas, lo que ocasionaba que las rechazara constantemente.
Mi mundo se destrozaba, yo no podía vivir así, viendo sus pequeñas caritas y sufriendo por no poder tener a su madre de vuelta. Las alejé de mi, corrí a John y su madre vino por él diciéndome que no los buscara nuevamente.
Me dolía pero estaba haciendo lo que creía que era mejor para ellos.
Pasaron meses, quizá, más de cuatro cuando mi madre molesta me dijo que viera en que forma mantendría a las niñas, sí no buscaba la forma de volver a vivir, moriría pronto dejándolos huérfanos a los 3, yo le contesté que dejara de meterse en mi vida y que sí no sabía cuanto era lo que sufría que no me juzgara por lo que no hacía.
Días más tarde llegó Eero diciéndome que mi madre acordó con mis suegros quedarse una niña y ellos otra, ya que me había olvidado de ellas, intenté defenderme pero sólo y lo único que pude decir fue... "Es lo mejor para las niñas".
Intentó cambiar mi opinión, tal vez mi punto de vista, pero no logró más que enfurecerme por no respetar mi luto y no apoyarme en mis decisiones. Renuncié a la banda, a todo contacto con ellos y a todo lo que un día me hizo feliz, por que ahora ya no causaba en mi, ningún tipo de sentimiento por volver a hacerlo.

Me adentré a mi mundo en busca de mi Lana con la esperanza de encontrarla en uno de mis tantos sueños y así poder apreciar su hermosa cara, perfecta como la naturaleza, irradiando luz y claridad en su mirada, en una mirada de ángel.
Algunos días más permanecí así hasta que llamaron a mi puerta. Me levante a abrir, fuera de ella se encontraba Kimberly con una mirada pasiva y desalentada, me contemplaba sin mostrar algún sentimiento en específico.

-Vino el abuelo Carl por mi. Adiós papá.

Cerré nuevamente la puerta, pues antes de que pudiera decir nada ella ya se había marchado dejándome ahí, sin poder despedirme. Ella que en sus ojos veía a Lana, también me había dejado solo, sin poder decirle cuanto era lo que la amaba.

Cada fin de semana venía mi madre con Kathie pero no salía de mi habitación a menos que algo me hiciere salir de ella. La niña llegaba a ese lugar donde la ventanas y cortinas permanecían cerradas y no daban paso a la luz del exterior, se sentaba en mi cama y me decía "Papito te extraño" rozaba con su pequeña mano una de mis piernas y salía de ahí.
Hubo una ocasión en que me desperté de malas que todo mi coraje e irá los recibió mi niña. Le dije que era una tonta, que siempre buscaba meterse en mi vida y no me dejaba en paz, con lágrimas en sus ojos me respondió:

-Papito ¿por qué me odias tanto?

No supe que decirle en esos momentos, sus pequeños ojos irradiaban dolor y decepción. Le pedí una disculpa y le dije que me buscara después, se fue y volví a quedarme en mi soledad, dándome cuenta que ya había perdido todo echándolo a perder poco a poco.

Pensaba que si me hubiera propuesto hacerlo jamás lo había logrado, mi mundo se estaba deshaciendo y yo pisaba lo poco que aún me quedaba. Mi madre no intervenía mucho ya, la causa de su distancia fue que la obligué a salir de mi cuarto un día en que me subía el desayuno. Según ella estaba muy delgado y quería verme bien, pero en mi intento de destruir mi vida, la arrastre con mi pena convirtiéndola en una víctima de mi depresión.

Recibía llamadas de Kimberly constantemente diciéndome que me extrañaba, pero esas palabras no salían de ella, Martha su abuela le decía las cosas que debía decir ya que no estaba en toda la disponibilidad de mostrar o decirme lo que sentía, de haber sido por ella sólo habría dicho un hola como respuesta.

-Ya he perdido todo Lana, ya puedes llevarme a tu lado... Ven por mi y llévame de esta miseria en la que estoy viviendo, no podré continuar si conmigo no estas, mis hijas me odian y no soy capaz de estar así, de ver por ellas, de ser el padre que necesitan... Orille a mi propio hijo volver con su madre, les he causado demasiado daño, mis amigos no están, mi madre me dejó, mis fans probablemente me olvidaron ya. Lana... Te lo ruego, llévame, nada vale ya sin ti, nada es lo mismo sin ti.
Lana... Prometiste nunca dejarme, ¡¡lo prometiste!!
Por favor ya no se vivir sin ti. Ya no quiero seguir sin ti.

Incado sobre el suelo me dejé caer, todo comenzó a darme vueltas, me sentía mareado, sabía que iba a morir.
La ingesta de pastillas para dormir me estaban causando mal y añoraba cerrar mis ojos cuanto antes...
 



Cuando abrí mis ojos por fin, me vi rodeado de un campo verde y soleado, el sol quemo un poco mis ojos cegándome unos instantes, cuando fui recobrando la vista noté una presencia enfrente de mi, de vestido blanco y pies descalzos. Me tendió su mano y me levanté del césped donde me encontraba. Lana, era la mujer que estaba de frente a mi.
Mis lágrimas salieron al instante, la abrace fuertemente y comencé a inhalar su aroma, a sentir la suave y tersa piel cálida que me rodeaba. Se distanció un poco para besarme y envolverme entre flores y jazmines, entre pájaros y mariposas que rodeaban nuestro derredor. Una leve brisa recorría nuestros cuerpos y nos levantaba del suelo, no quise mirar abajo y seguí deleitándome de los labios con la aquella mujer que tenía entre sus manos mi alma.
Nos detuvimos en frente de un lago donde me indicó que me sentara, ella lo hizo junto conmigo y acomodando su larga cabellera puso su cabeza sobre mis piernas.

No sé cuanto tiempo permanecimos así, en la nada, pero no me cansaba de mirar a través de sus ojos, acariciar su cabello y verla sonreír al sentir mis caricias.

-¿Estás listo? -preguntó dulcemente.
-Si tú estás conmigo, siempre lo estaré...

Nos levantamos de ahí y tomados de la mano caminamos....
-Pauli... Te amo.
-Y yo a ti amor....




-Pauli...
Pauli...
El doctor está aquí...
Vamos... Despierta...

4 comentarios:

  1. Me parte el alma ver como sufre mi Pauli u.u como poco a poco su vida se ha ido derrumbando y todo por que ya no tiene a Lana a su lado, pero sus hijos no tenian la culpa... por ellos debio de haber salido adelante, en memoria de la que un dia fue su mujer, su vida, y mas por que sus niñas se parecian a ella, por ELLAS debio de haber salido adelante...
    Pero aun asi tengo la minima esperanza de que esto aun sigue siendo un sueño, un muy mal sueño, del que pronto va a despertar y que ella va a estar bien, con recuperacion pero estara bien Lana.
    Sigueeee!!!!!!!

    ResponderEliminar
  2. :o :o :o
    Pauli me ha hecho enojar ... porque trata a si a sus hijas y a su hijo ..!!
    porbre de ellos como es posible que no se de cuenta de como estan sufriendo ellos por la muerte de su mamá y por el comportamiento de el ..!!
    y ahora lo que le esta pasando NOOOO mi Pauli no por favor ..!


    ahhh Ana cada vez amo mas como escribes y asi tu imaginacion tu no se que pero amo lo que haces xD

    ResponderEliminar
  3. waaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! porque me ahces esto? pense que ya tdo habia terminado, no se, pero presiento que van a decir que Lana esta bien D: no puden morir, NOOOOOOOOOOOO!!! D: mana, no me hagas esto!! NONONOO!!! D: sigue pronto que no aguanto la angustia D: pobre de Pauli, u.u él no se merece nada de esto noo!! nono!! D: sigue mana D:

    ResponderEliminar
  4. :o :o aún recuerdo que la primera vez que leí éste capítulo llegué a pensar que Pauli moriría.
    Sentí feo al ver como Pauli sufría y como hacia sufrir a sus hijos y el pensando que era lo mejor , hasta volví a medio llorar con todo lo que escribiste.

    ResponderEliminar

No te quedes con las ganas de comentar....